Gato hidráulico: revisión a los neumáticos

gato hidráulicoLlevar siempre un gato hidráulico en nuestro coche es una regla tan elemental como saber conducirlo antes de usarlo, porque nunca sabemos en qué momento puede pincharse un neumático y lo necesitaremos para instalar el de repuesto.

Pero con los neumáticos no todo el panorama es incierto, aunque no podamos anticipar un accidente en el que estos sufran un deterioro importante, si es posible realizar revisiones que nos permitan detectar alguna irregularidad.

Ahora bien, un accidente no es la única causa por la que debemos cambiar un neumático, el desgaste por el uso constante también lo es y, en este caso, la sustitución no es una medida voluntaria, sino que por ley estamos obligados a hacerlo cuando la profundidad de la banda sea inferior a 1,6 milímetros.

¿Cuándo debo cambiarlos?

Para saber cuándo ha llegado la hora de tomar el gato hidráulico y sustituir un neumático deteriorado, tenemos que estar atentos a las señales que este nos dará y no podremos notarlas sino mediante las revisiones periódicas.

Uno de estos signos es la profundidad; para detectar cuando estamos llegando al punto en que debemos cambiarlos, podemos usar una moneda de un euro e introducirla entre los pliegues y si al hacerlo es posible ver la coronilla dorada, es hora de sustituirlo. Si queremos ser un poco más profesionales, usemos un medidor de profundidad o llevemos el coche a un taller mecánico para que los revisen.

Este deterioro, está íntimamente relacionado a la presión de los neumáticos, cuya medición es de vital importancia, ya que si se encuentra baja (desgaste de flancos) disminuye su vida útil en un 20% y se acorta la capacidad de frenar; y cuando está alta (desgaste central), existe el riesgo de que se revienten. Así mismo, es fundamental verificar el equilibrado, para evitar vibraciones, dificultad en los giros u otros inconvenientes que puedan exponernos a sufrir un accidente.

La gran mayoría de las señales tales como grietas o bultos pueden ser detectadas a simple vista, pero siempre que podamos, dejemos que un experto se encargue de su revisión y, de ser necesario, de la sustitución de los mismos.

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