La vía judicial como último recurso

Si consultamos a un buen abogado, podremos comprobar que el mismo nos responde ante una pregunta tan simple como la de si es preferible llegar a un mal acuerdo o acudir a juicio de una forma completamente contraria a la que a priori se podría pensar, que no hay mejor solución que aquella solución que no llega nunca a juicio.

Dicho de otro modo lo anterior, siempre (bien, mejor dicho casi siempre) será mejor un mal pacto, una mala solución, que un juicio ganado. Obviamente, eso siempre nos lo dirá un buen abogado, es decir, aquel que no está únicamente en dilatar el proceso y llegar a juicio para incrementar sus honorarios, sino aquel abogado que esta comprometido y se considera responsable de llegar a la solución más adecuada, y eficiente para sus clientes.

Entonces, ¿lo dicho anteriormente significa que hemos de evitar siempre llegar a  juicio? No, atención, lo anterior para nada significa eso, es más, nunca hemos de temer llegar a juicio, pues los juzgados están para llegar a ellos, para dirimir y resolver aquellos asuntos que no hemos podido resolver sin haber llegado a ellos, pero lo que significa es que será óptimo si los conseguimos resolver sin llegar a ellos.

Y ¿cuál es el motivo por el que se dice que en la mayoría de casos es mejor un mal acuerdo en el que no consigamos todo aquello que pretendemos, que un juicio finalmente ganado? Aunque parezca contradictorio por nuestro propio interés.

Por nuestro propio interés pues la pregunta clave que nos tenemos que realizar la siguiente: hemos llegado a juicio, hemos ganado, han recurrido, hemos vuelto a llegar a juicio, hemos vuelto a ganar, y después de muchos años parece que ahora sí se va a ejecutar la sentencia, ¿Qué coste ha tenido todo ello? ¿Y ese coste compensa lo que hemos ganado finalmente?

Obviamente si la respuesta a lo planteado es que si que nos compensa y que el coste ha sido asumible gracias a lo que luego recibimos adelante, pero antes de tomar una decisión así, pongamos en una balanza si era mejor llegar hasta aquí, o si una negociación extrajudicial que nos hubiese llevado igual no a conseguir toda la cesta llena, pero sin gran parte de la cesta, y la misma nos hubiese sido entregada más rápida, y menos costosamente en todos los sentidos, no hubiese sido más adecuado.

La respuesta a todo lo anterior, sólo está dentro de cada una de las personas, de lo que está es capaz de resistir, lo que quiere resistir, invertir, y por supuesto a cada uno de los casos  y asuntos en particular, pues habrá asuntos que sólo podrán, o deberán, resolverse mediante un juicio, sin otra posibilidad posible. abogado divorcios.

Deja una respuesta