Todo el mundo es consciente de que la imagen juega un papel muy importante en la percepción que tenemos de las personas. Una primera impresión positiva nos predispone favorablemente a interactuar con esa persona, y en función del tipo de relación que se haya establecido, resulta más fácil lograr el objetivo, sea cual sea este.
Algo similar ocurre con los negocios, y, sin embargo, es un aspecto que no se cuida tanto. La primera impresión de un negocio provoca siempre una reacción en el consumidor, tanto en un sentido negativo como positivo.
Esto se aplica en general a toda la imagen corporativa. El logo, el sitio web, o el diseño de la tienda física son aspectos que van a producir un impacto en el posible comprador, creando una sensación inconsciente en él que le genera deseo o rechazo.
Es por eso por lo que el empresario debe poner mucha atención a la imagen que proyecta, ya que el cuidado de este aspecto va a condicionar en mucho mayor grado de lo que imagina la posibilidad de que un potencial cliente se convierta en un cliente real.
Por esa razón no hay que escatimar a la hora de contratar buenos profesionales que sean capaces de proyectar la imagen adecuada a través de todos y cada uno de los signos externos que la empresa ofrece. Cuando se busca gastar lo mínimo, por lo general, los resultados son contraproducentes.
Pongamos como ejemplo el logotipo de la empresa. El logo debe reflejar en una imagen un concepto muy complejo, como es transmitir valores y sensaciones asociados a la empresa. Esto puede llevarlo a cabo un profesional del diseño gráfico o bien puede realizarse por medio de alguna de las innumerables páginas de generadores de logos que hay en internet, y en cada uno de los casos el resultado será muy distinto.
Lo mismo se aplica al sitio web. Encargárselo a tu cuñado porque tiene un blog no parece la mejor idea, y desde luego no va a producir los mismos resultados que contratar a una empresa de diseño web.
En el caso de la sede física del negocio hay que aplicar la misma filosofía. Desde el diseño de la distribución a la decoración de escaparates si los hubiera, debe encargarse a profesionales que conozcan su tarea. Contactar con empresas de rótulos para que la imagen exterior del establecimiento llame la atención y tenga la adecuada visibilidad también debería estar entre las prioridades a la hora de poner en funcionamiento un establecimiento de venta cara al público.
Si bien no es posible medir de manera precisa el impacto que la suma de estas primeras impresiones tiene en las cifras de venta, se sabe fehacientemente que el consumidor establece su decisión de iniciar o no el proceso de compra en base a la impresión general que extrae a partir de estos estímulos. No debe sorprender a nadie, ya que la psicología que opera con las personas no es muy diferente.
Como tantas veces se ha dicho “No hay segunda oportunidad para crear una buena primera impresión”.