A finales del siglo XIX en la localidad de Brassempouy, al sur de Francia, arqueólogos realizaron una serie de descubrimientos, entre los que destaca una pequeña estatuilla. La figura está hecha en marfil de mamut y se considera que data de hace 25.0000 a 29.000 años atrás, en el periodo que se conoce como la era Paleolítica o Edad de Piedra.
Lo interesante de esta estatuilla es que muestra el cuello y cabeza de una mujer, con la representación de una cabellera prolijamente arreglada intencionalmente, por lo que se considera la muestra más antigua de lo que es un peinado o arreglo de cabello.
Todas las civilizaciones humanas desde su principio demostraron un interés en el cuidado del cabello. Ya sea, como un símbolo de estatus, demostración de fuerza y fertilidad o bien, asociado a la atracción natural entre géneros, su importancia en las relaciones sociales es innegable.
Actualmente, el cabello sigue manteniendo su relevancia en el orden cultural y social. Como marco por excelencia del rostro humano, su arreglo y cuidado cobra vital importancia, por lo que generalmente es dejado en manos de profesionales.
España ocupa el cuarto lugar en toda Europa, en cuanto a salones de peluquería con más de 52.000 locales dedicados al cuidado de la cabellera ya sea masculina o femenina. Cientos de profesionales se dedican diariamente a su peinado, corte, teñido o lavado con el fin de mejorar su apariencia.
Dado el auge de esta actividad en la península Ibérica, es común que muchas personas escojan el oficio de la peluquería como un trabajo más en el campo laboral. Sin embargo, esta ocupación no debe ser menospreciada ya que es considerada una profesión que requiere cierto grado de capacitación.
Una escuela de peluquería en Barcelona, es donde se dedican a la formación básica en este complejo mundo de la estética profesional. Cabe destacar, que la instrucción que se recibe en estas academias, está basada en la enseñanza de las técnicas más esenciales hasta las más novedosas para el cuidado integral del cabello.
El profesional en peluquería se le exige una destreza especial en el ejercicio de su oficio, siendo el principal la comunicación que establece con su cliente. Recordemos que es principalmente un asesor de imagen, así que debe orientar a sus clientes, hacia lo que realmente desea para mejorar su estética.