En los poco más de 15 años que llevamos adentrados en el siglo XXI, se han ido afianzando países emergentes como China que ha pasado de estar casi desapercibida hace no muchos años a ser lider mundial indiscutible en muchos sectores, sobre todo lo referente a la exportación de productos de toda índole a todos los rincones del mundo entero. El crecimiento exponencial que está sufriendo este país ha transformado radicalmente su mercado manufacturero interno de forma drástica, y son decenas de miles de factorías las que se están empleando a fondo para atender pedidos provenientes de todos los lugares del mundo. Por esta razón China es conocido como la «fábrica de occidente» ya que la mayor parte de los productos que vienen a nuestros mercados proceden precisamente de aquel país asiático.
A pesar de lo que piensa la gran mayoría de gente acerca de la baja calidad de los productos fabricados en China, es un secreto a voces que todas las firmas más prestigiosas del mundo tienen algún tipo de relación mercantil con los fabricantes chinos, y es que la errónea creencia de que los productos fabricados allí son de muy mala calidad se está convirtiendo en una «leyenda urbana». No hay producto que se resista a la fabricación china: desde textiles de todo tipo, pasando por fabricación de muebles, alimentación, construcción, ingeniería aeroespacial, tecnología, y un largo etcétera de categorías de todo tipo.
Son muchas las grandes firmas internacionales que deciden delegar parte de su producción a las factorías de China, siendo muy conscientes del abaratamiento de costes que ello supone, y controlando desde principio a fin todo el proceso de fabricación para obtener un producto de máxima calidad a pesar de la etiqueta «made in china» que muchos ven como sinónimo de un producto potencialmente malo.
Precisamente el gran secreto para realizar una compra inteligente en China es invertir en los controles de calidad, y no solo eso, si no atar bien todos los cabos del proceso manufacturero, empezando por los contratos iniciales y acabando por la comprobación de calidad final de los productos que se han fabricado. Para algo así es imprescindible, no sólo dominar el mercado chino, si no también controlar al máximo el idioma y sus costumbres para que nuestra experiencia con ellos sea 100% satisfactoria.
Existen empresas que precisamente se encargan de velar por todas las partes del proceso en una relación mercantil con China, dándonos la máxima tranquilidad para aquellos que no tienen experiencia de trato con aquel gran país.